La implementación de prácticas o políticas relacionadas a la responsabilidad ambiental, social y de gobernabilidad corporativa es un tema de extrema relevancia en las agendas de todos los líderes empresariales en el ámbito global.
Empresas con el “sello” de buenas prácticas de ESG tienden a beneficiarse de una buena reputación de marca. La más reciente edición del “The Global Risk Report”, elaborado por el Fórum Económico Mundial (WEF), indica que las cuestiones relacionadas al medio ambiente son los principales puntos de preocupación de la sociedad.
En contrapunto, empresas que adoptan prácticas y programas superficiales basadas en reputación, lo que llamamos de Greenwashing, no serán capaces de sustentar sus estrategias en el mediano y largo plazo y tendrán resultados reversos al esperado, en resumen, “mala reputación” e impacto negativo frente a consumidores y mercados.
Además, organizaciones sin políticas y prácticas claras y estructuradas, tendrán ya en corto plazo, dificultades crecientes en la obtención de inversiones y recursos y sus accesos a mercados serán cada vez más restrictos, una vez que gobiernos y órganos reguladores de todo el planeta están trabajando en leyes y directrices relacionadas al tema. O sea, la sustentabilidad de los negocios está directamente relacionada a la capacidad de adecuación a los “estándares” ESG.
Es consenso en todas las esferas de la sociedad que llegamos al “punto sin retorno” y que lo que está en juego es la propia sustentabilidad del planeta y el modo de vida de la especie humana. Las organizaciones deben lidiar con el tema de manera mucho más amplia de que un proceso de adopción de buenas prácticas. En el contexto actual, ESG está directamente relacionado al futuro de las empresas y su papel de protagonistas en esta nueva dinámica que se está diseñando entre gobiernos, el sector privado y la sociedad.
Las empresas necesitan definir su propósito con base en una nueva visión de futuro y eso implica rever si su actual modelo de negocios funcionará en este contexto, si sus prácticas son sustentables, si su gestión es transparente, si sus prácticas laborales son éticas e inclusivas y si sus acciones generan impacto positivo.
Los desafíos son inmensos y cada sector de la economía tiene sus propios obstáculos y oportunidades que deben ser superados y aprovechados.
En ese contexto, podemos dar el ejemplo de cómo nosotros, en NTT DATA, realizamos nuestra propia jornada dentro de las buenas prácticas del ESG, todo alineado con nuestro propósito de empresa.
Como empresa de tecnología y servicios, el impacto de nuestras iniciativas relacionadas al medio ambiente es pequeño si comparado con organizaciones de sectores como industria, energía, minería etc. Sin embargo, contribuimos con la reducción de la huella de carbono por medio de la transformación de nuestros modelos de trabajo para el híbrido e iniciativas, por ejemplo, relacionadas a la higienización y gobernabilidad de datos, tanto los nuestros, como el de nuestros clientes.
Pero es en el ámbito social de ESG que tenemos más oportunidades de generar impacto positivo e iniciativas verdaderamente relevantes. El enfoque en las personas es parte del DNA de NTT DATA. Nuestros esfuerzos siempre fueron en el ámbito de proporcionar un ambiente de trabajo colaborativo, diverso, ético y con una gestión transparente.
En los últimos años, hemos ampliado nuestros programas de formación e inclusión para fuera de la organización y contribuido con las comunidades en las cuales estamos inseridos. Esas son prácticas que vivenciamos cotidianamente y que en verdad son parte del negocio central de nuestra empresa y nos coloca entre las empresas con mayores índices de bienestar colectivo.
Además, por medio de nuestros servicios, apoyamos con estrategia y tecnología avanzada para que organizaciones de todo el mundo avancen en sus jornadas ESG.
El hecho es que un nuevo contexto de sociedad está en construcción, donde el propósito de existencia de las empresas se está transformando. Y, a partir de ese momento, ese propósito deberá ser el de formar parte de la solución de los problemas del mundo, principalmente en lo que dice respecto a las cuestiones climáticas y sociales. Le cabe a cada organización entender esa nueva dinámica en construcción y decidir formar parte, o no, de esa construcción de futuro.