La IA generativa es una de las estrellas indiscutidas en la edición 2025 del World Economic Forum celebrada en Davos, Suiza. La razón es más que clara: tiene el poder de convertir los grandes desafíos de estos tiempos en soluciones tangibles y concretas. Es un asistente clave para que podamos resolver problemas que hasta hace poco eran inabordables y para delinear un futuro mejor, más igualitario y más sostenible. Estamos hablando de una evolución que, por su alcance, su profundidad y su impacto, no tiene precedentes en la historia moderna.
El sentimiento general es positivo. Un estudio realizado a nivel global por NTT DATA muestra que casi el 70% de los c-level se muestran optimistas en relación a GenAI, cifra similar a lo registrado puntualmente en Latinoamérica. Pero para que una nueva realidad sea posible, se necesita más que buenas intenciones. El mismo estudio muestra que a nivel regional si bien el 78% ya cuenta con una estrategia clara de GenAI, un 53% aún no la ha alineado con sus planes de negocios.
Este debe ser, por lo tanto, el primer gran paso que deben dar los CEO: implicarse de manera directa, entender sus alcances y sus posibilidades, siempre asegurándose de que su aplicación sea ética, segura y beneficiosa para todas las partes involucradas, no sólo respetando la cultura organizacional, sino incluso promoviendo aún mayores niveles de innovación, colaboración y mecanismos para que todos puedan de manera sencilla identificar y adherir con los valores corporativos
Por esto, es fundamental que el CEO produzca el “derrame” cultural: utilizar la misma tecnología para impulsar el talento. Esto incluye ocuparse de que toda la organización sea consciente de su importancia, su impacto y también sus riesgos, además de los objetivos de su implementación y los mecanismos de gobernanza que se aplicarán garantizar un uso responsable. Así, se reducen los niveles de resistencia y se demostrará que su objetivo es potenciar valores humanos irreemplazables, como la determinación, el pensamiento crítico, la conexión emocional o la inspiración.
En este último punto aparece una deuda: dos de cada tres organizaciones de Latinoamérica reconocen que sus colaboradores no tienen las habilidades para trabajar con esta tecnología, aunque más de la mitad considera iniciar cuanto antes con sus planes de formación. Habrá que ser ágil en este sentido: si el talento está más capacitado podrá aprovechar mejor las oportunidades que ya están disponibles y que seguirán surgiendo en un futuro.
La IA generativa continuará transformando cada vez más la forma en que trabajamos y en que vivimos. Ante este fenómeno que tiende a acelerarse, los líderes tenemos en nuestras manos la responsabilidad de profundizar en sus potenciales, de inspirar a otros para que se comprometan a explorarla y, tal vez lo más importante, de ponerla a trabajar a favor de la sociedad. Recién estamos viendo el principio de su poder transformador. Lo mejor está por venir. Y los líderes debemos ser protagonistas en lugar de simples espectadores.
World Economic Forum